lunes, 6 de junio de 2011

Le conviene a la oxímora estrategia económica Occidental, no menospreciar los coherentes planes de desarrollo de China


Stephen S. Roach


No es este un momento para apostar contra China. Diez razones por las cuales los diagnósticos sobre su economía resultan erróneos.

Diez razones por las que China es diferente

NEW HAVEN. Los que dudan de China vuelven con fuerza. Parecen llegar en oleadas: cada cierto número de años. Sin embargo, año tras año, China ha desafiado a quienes han adoptado esa actitud negativa y ha seguido con su rumbo, perpetuando el más espectacular milagro de desarrollo de la época moderna. Parece probable que continúe.
La intensa inquietud actual refleja una confluencia de preocupaciones: en particular, las relativas a la inflación, al exceso de inversión, a unos salarios por las nubes y a los préstamos bancarios fallidos. Algunos académicos destacados advierten que China podría ser víctima de la temida "trampa de los ingresos medianos", que ha descarrilado a más de una nación en desarrollo.
Algo de verdad hay en muchas de las preocupaciones antes citadas, en particular respecto del actual problema de la inflación, pero se deben en gran medida a generalizaciones improcedentes. Vamos a exponer diez razones por las cuales los diagnósticos sobre la economía china que parten de inferencias relativas a las experiencias de otros países resultan erróneos:
Estrategia. Desde 1953, China ha enmarcado sus objetivos macroeconómicos en planes quinquenales, con metas claramente determinadas e iniciativas normativas concebidas para lograrlas. El recién promulgado 12o. Plan Quinquenal podría muy bien ser un punto de inflexión estratégica, al cambiar el modelo de producción muy logrado de los treinta últimos años por una floreciente sociedad de consumo.
Compromiso. Los dirigentes de China, que tienen grabados a fuego los recuerdos de la agitación, agravada por la Revolución Cultural del decenio de 1970, conceden la máxima prioridad a la estabilidad. Semejante compromiso ha sido extraordinariamente provechoso para China con vistas a evitar los daños colaterales de la crisis del período 2008-2009. Seguramente desempeñará un papel igualmente importante para impulsar la lucha contra la inflación, las burbujas de activos y el deterioro de la calidad de los préstamos.
Medios para la consecución. El compromiso de China con la estabilidad va en serio. Más de treinta años de reformas han desbloqueado su dinamismo económico. Las reformas de las empresas y del mercado financiero han sido decisivas y muchas más reformas están por venir. Además, China ha demostrado haber aprendido muy bien de las crisis anteriores y cambia de rumbo cuando es necesario.
Ahorro. Una tasa de ahorro interno superior al 50 por ciento ha sido muy útil para China. Ha financiado los imperativos de inversión para el desarrollo económico y ha reforzado el margen de reservas de divisas que ha protegido a China contra las sacudidas exteriores. Ahora, China está preparada para absorber parte de ese superávit de ahorro a fin de fomentar un cambio en pro de la demanda interna.
Migración de zonas rurales a zonas urbanas. A lo largo de los treinta últimos años, el porcentaje urbano de la población china ha aumentado del 20 por ciento al 46 por ciento. Según los cálculos de la Ocde, a lo largo de los veinte próximos años, otros 316 millones de personas se trasladarán del campo a las ciudades de China. Semejante oleada de urbanización sin precedentes constituye un apoyo sólido para la inversión en infraestructuras y las actividades de construcción comercial y residencial. Los temores al exceso de inversión y a las "ciudades-fantasma" se centran en el lado de la oferta, sin tener debidamente en cuenta la floreciente demanda.
La fruta madura: el  consumo. El consumo privado representa solo un 37 por ciento, aproximadamente, del PIB de China: el menor de todas las economías más importantes. Al centrarse en la creación de empleo, los aumentos de salarios y la red de seguridad social, el 12o. Plan Quinquenal podría desencadenar un importante aumento del poder adquisitivo discrecional de los consumidores, lo que podría propiciar nada menos que un aumento de cinco puntos en el porcentaje del consumo de China de aquí al 2015.
La fruta madura: los servicios. Los servicios representan solo el 43 por ciento del PIB chino, muy por debajo de los niveles mundiales. Los servicios son un elemento importante de la estrategia en pro del consumo de China, en particular, las industrias basadas en transacciones en gran escala, como, por ejemplo, la distribución (mayorista y minorista), el transporte interior, la logística de la cadena de suministros y la hostelería y el ocio. A lo largo de los cinco próximos años, el porcentaje del PIB chino correspondiente a los servicios podría superar el aumento de cuatro puntos porcentuales actualmente previsto. Se trata de una receta para un crecimiento con gran densidad de mano de obra, eficiente en materia de recursos y medioambientalmente favorable: precisamente lo que China necesita en la próxima fase de su desarrollo.
Inversión extranjera directa. La China moderna ha sido desde hace mucho un foco de atracción de empresas multinacionales mundiales deseosas a un tiempo de lograr la eficiencia y de introducirse en el mercado más populoso del mundo. Semejantes inversiones brindan a China el acceso a las tecnologías y a los sistemas de gestión modernos, lo que constituye un catalizador para el desarrollo económico. El próximo reequilibrio en pro del consumo de China entraña un posible cambio en la inversión extranjera directa -en los servicios, en lugar de en las manufacturas- que podría impulsar aún más el crecimiento.
Educación. China ha dado pasos de gigante en materia de creación de capital humano. La tasa de alfabetización de adultos asciende ahora a casi el 95 por ciento y las tasas de matriculación en la enseñanza secundaria superan el 80 por ciento. Recientemente, los estudiantes de quince años de edad de Shanghái obtuvieron los primeros puestos del mundo en matemáticas y lectura conforme al criterio Pisa normalizado. En las universidades chinas se licencian ahora más de 1,5 millones de ingenieros y científicos al año. El país ha avanzado mucho hacia una economía basada en los conocimientos.
Innovación. En el 2009 se presentaron unas 280.000 solicitudes de patentes nacionales en China, lo que la sitúa en el tercer puesto del mundo, detrás del Japón y los Estados Unidos. China ocupa el cuarto puesto y sigue ascendiendo en cuanto a solicitudes de patentes internacionales. Al mismo tiempo, China ha establecido el objetivo de que el porcentaje de su PIB correspondiente a la investigación y la innovación llegue a ser del 2,2 por ciento de aquí al 2015: el doble que en el 2002, lo que cuadra con que el 12o. Plan Quinquenal se centre por primera vez en las "industrias estratégicas en ascenso": conservación de la energía, tecnología de la información de nueva generación, biotecnología, fabricación de equipo de gama alta, energía renovable, materiales sustitutivos y automóviles alimentados con combustibles sustitutivos. Actualmente, esas siete industrias representan el 3 por ciento del PIB chino; el Gobierno ha establecido el objetivo del 15 por ciento de aquí al 2020, subida importante en la cadena del valor.
El historiador de Yale Jonathan Spence lleva mucho tiempo advirtiendo que Occidente suele ver a China con la lente con la que se ve a sí mismo. La actual industria artesanal de los que dudan de China es un buen ejemplo de ello. Sí, con nuestros criterios, los desequilibrios de China son inestables e insostenibles. El primer Ministro chino, Wen Jiabao, ha hecho en público una crítica similar.
Pero esa es la razón por la que China es tan diferente. En realidad, se toma en serio esos motivos de preocupación. A diferencia de Occidente, donde el propio concepto de estrategia ha llegado a ser un oxímoron, China ha adoptado un marco de transición encaminado a acabar con sus limitaciones en materia de sostenibilidad. Además, a diferencia de Occidente, que está atrapado en un atolladero de funcionamiento político deficiente, China cuenta con el compromiso y los medios para aplicar dicha estrategia. No es este un momento para apostar contra China.

Postdata:

Oxímoron: del griego ὀξύμωρον, oxymoron, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras lógicas. Se la conoce también con la expresión latina contradictio in terminis.
Consiste en armonizar dos conceptos opuestos en una sola expresión, formando así un tercer concepto. Dado que el sentido literal de un oxímoron es ‘absurdo’ (por ejemplo, «un instante eterno»), se fuerza al lector a buscar un sentido metafórico (en este caso: un instante que, por la intensidad de lo vivido durante el mismo, hace perder el sentido del tiempo). http://es.wikipedia.org/wiki/Ox%C3%ADmoron
STEPHEN S. ROACH, Miembro del profesorado de la Universidad de Yale, es también presidente no ejecutivo de Morgan Stanley Asia y autor de 'The Next Asia' ('La próxima Asia').
Traducido del inglés por Carlos Manzano.
© Project Syndicate, 2011. 



En este enlace puede encontrar un podcast de este artículo:

Ejemplo de desarrollo de la habilidad para escuchar y de la competencia para comunicar

El 'método' Holguín ha logrado darle un vuelco a la política exterior

El 'método' Holguín
La canciller en un jardín que hay en su despacho y que ella misma se ha dedicado a mejorar.
Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO

En diez meses, la canciller María Ángela Holguín ha logrado recuperar el liderazgo del país.

¿Habrá un 'método Holguín'? ¿Un método para lograr que en una semana -la que termina- haya vuelto a su país un presidente derrocado que llevaba dos años sin poder pisar su tierra, o para conseguir que una nación sea de nuevo aceptada en el seno de la OEA, o para hacer que la Secretaria de Estado de Estados Unidos reafirme que este año habrá TLC con Colombia? ¿Habrá un método para que, semanas atrás, Colombia asumiera la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para que el país ocupara la Secretaría General de Unasur, el presidente de Ecuador visitara Bogotá y el mandatario venezolano afirmara que confiaba en Colombia? Otra vez: ¿será que hay un 'metodo Holguín' para haber conseguido esta nueva realidad exterior en escasos diez meses?
La canciller María Ángela Holguín Cuéllar sonríe cuando se le hace esta pregunta, mientras camina hasta una mesa de su despacho en el Palacio de San Carlos. Se sienta y dice: "No me gusta hablar de mí". Y es verdad. Varias veces se había negado a estar del otro lado de esta libreta de apuntes respondiendo sobre asuntos personales.
"No hay método -dice Holguín, voz pausada, tono tranquilo-. Es cuestión de tener un respeto por los demás. A los acuerdos no se llega por imposición, sino por entender las diferentes posiciones. Por ponerse en los zapatos del otro". Mirando para atrás, a ella se le ocurre pensar que aprendió a negociar gracias a sus siete hermanos. "El que haya crecido en una casa numerosa, siendo además el menor, sabe que si no llega a acuerdos las cosas se complican". Dice eso y de inmediato recuerda la alegría que le dio acompañar el sábado pasado al ex presidente hondureño Manuel Zelaya de regreso a su país, y al actual mandatario de ese país, Porfirio Lobo, a la OEA. "Esa felicidad es parte del éxito de un acuerdo: nadie pierde, nadie cede más de lo que toca, y todos quedan contentos".
Que Colombia tiene hoy una política exterior diferente no lo desconoce nadie. Del aislamiento al liderazgo. Así ha sido el salto. "Ya no hay política exterior solo con Estados Unidos", opinó el ex canciller Guillermo Fernández de Soto. "Ha tenido un giro bienvenido y necesario. Radical, pero tranquilo", escribió el ex canciller Rodrigo Pardo. Detrás de esto, están las manos de María Ángela Holguín, 47 años, elegida como canciller por el presidente Santos con esta frase: "Conoce como pocos el tema de las relaciones exteriores".
Y es que, para muchos, ella debió haber llegado a ese cargo ocho años atrás, con Álvaro Uribe, a quien ella acompañó desde su campaña en el tema internacional. Sin embargo, Uribe le dijo que la necesitaba en Venezuela, y la nombró embajadora. Allá también se lució en su gestión. Tanto que el entonces canciller venezolano Roy Chaderton alcanzó a decir: "Si a María Ángela Holguín la nombran canciller, seguro me pide el Golfo. Y yo se lo doy". Dos años después, se fue como embajadora de Colombia ante la ONU, que había sido uno de sus sueños. No obstante, allá la esperaba un tema por el cual iba a empezar a deteriorarse su relación con Uribe: a principios de 2005, su paciencia de diplomática se alteró al tener que aceptar nombramientos de funcionarios sin otro mérito que ser hijos de políticos. Su protesta se conoció públicamente y eso no cayó bien en Palacio. Holguín permaneció unos meses en la ONU, luego renunció. Le ofrecieron la embajada en Francia, pero la rechazó.
-Yo necesito creer en la gente para poder trabajar. Estar convencida de que vamos todos para el mismo sitio -dice hoy, al recordar ese episodio.
¿Qué habría pasado si Carlos Gustavo Arrieta no la hubiera llamado a principios de los años 90 y le hubiera dicho que quería que fuera su secretaria privada en la Procuraduría? O mejor: si no le hubiera dicho que dejara la dolce vita que tenía en París ¡y se pusiera a trabajar! Por esos años, graduada de Ciencias Políticas de los Andes, con un temprano divorcio (se casó a los 20 y se separó a los 24), y una plata ahorrada tras su exitoso tiempo como dueña de una chocolatería en Bogotá llamada L'Étoile, Holguín vivía un año sabático en su ciudad adorada ("algo especial me pasa con París", dice). Pero al final reconoció que era hora de hacer carrera y le aceptó a Arrieta, a quien había conocido como decano en Los Andes.
-No soy abogada. ¿En qué voy a ayudarlo en la Procuraduría? -le dijo.
-Lo que necesito es a alguien con sentido común -contestó Arrieta.
Ese fue su primer cargo en la vida pública, de la que no ha salido desde entonces. Siguió un tiempo como agregada comercial en París (adonde llegó con su segundo marido y de donde volvió con su primer y único hijo, Antonio), y de vuelta a Colombia entró a la Cancillería como asistente de la viceministra de Noemí Sanín (Wilma Zafra), se quedó como Secretaria General del canciller Rodrigo Pardo (tiempo en el que tuvo su primer gran reto con la organización de la Cumbre de No Alineados en Cartagena, que también pasó con honores) y continuó como viceministra de Camilo Reyes. Entre tanto, decidió irse a pasar unos meses en Estados Unidos, sola, con su hijo, que hoy tiene 17 años. "Es algo que me acompaña desde siempre: la necesidad de independencia. A los 20 juré que no iba a depender de nadie. Me siento bien sola".
Otra cosa que la acompaña es su necesidad de cambio. En pocos sitios ha durado más de dos años. Sus dos matrimonios han durado cuatro. "Mi pobre mamá se muere con eso", dice entre risas. Tiene buen humor, Holguín. Puede que sea otro punto de su método.
Justo antes de ser Canciller, vivió en Argentina encargada de la oficina de la Corporación Andina de Fomento. Allá tenía tiempo libre para varias de sus aficiones que hoy, por cuenta de una agenda siempre llena, ha suspendido. Cocinar y tejer, por ejemplo.
-¿Aprendió a tejer en el colegio?
-Sí. El Gimnasio Femenino enseñaba a tejer. A tejer, cocinar, casarse...
(Sí: el humor es parte de su método).
A Buenos Aires llegó la llamada del recién elegido presidente Santos. Holguín sería su Ministra de Relaciones Exteriores. Y lo sería en un momento más que complicado con la vecindad. Antes de que Santos tomara posesión, sin embargo, ella ya había logrado acercamientos con Venezuela y Ecuador.
"El gobierno de Uribe trató de arreglar lo de Venezuela, pero no pudo -dice la canciller-. Lo intentó a través de los brasileños, los cubanos, los españoles. Por todos lados, y no lo lograron".
¿Cómo se pudo después? María Ángela Holguín vuelve a lo mismo: la disponibilidad de diálogo, el respeto. Habría que agregar, en su caso, las cosas bien dichas. "Yo soy súper franca. No sabe hasta qué punto", dice, y esto coincide con una frase de Rodrigo Pardo, que la describe: "Ella mide sus palabras en público, pero canta la tabla en privado". "Es muy estricta", agregan colaboradores en el Ministerio. Holguín lo reconoce: a su equipo de trabajo no le acepta el no pude. "Esa frase no me convence -dice-. Para alcanzar las cosas hay que ponerle persistencia. Darle, darle y darle". Con esa actitud, por ejemplo, logró sacar adelante el proyecto de gasoducto con Venezuela, un tema que, cuando llegó a Caracas como embajadora, estaba congelado. Con esa persistencia, trabaja día por día.
Las fotos que hay en su despacho, de diferentes momentos en la Cancillería, la muestran con unos kilos más. El ritmo de trabajo. De los ocho días de esta semana, solo pasó uno y medio en Bogotá (hoy está en El Salvador). Ya vendrá el momento de dedicarse a la finca que quiere tener en Villa de Leyva, donde montará a caballo y estrenará el piano que compró y no ha aprendido a tocar. Por ahora la espera otro avión.
Algunas claves
La persistencia es una de las razones del éxito de la Canciller. Otra es que, a la hora de dialogar, se sienta a oír al otro. A oírlo en serio. Sabe que para lograr alguna cosa, es posible (y casi siempre pasa) que haya que ceder en otras. Su carácter es claro: dice las cosas con franqueza, sienta posición, pero con un elemento que resulta esencial: el respeto.
MARÍA PAULINA ORTIZ
Redacción EL TIEMPO