Cuestionario acerca de la función de la educación

Preguntas y respuestas acerca de la función de la educación


Por: Raul de Jesus Roldan Alvarez
Sábado, 23 de septiembre de 2006

1. Según la sociología del siglo XIX. ¿Cuál es la función de la educación?

Conforme a la sociología positivista del siglo XIX, “(…) la educación universal, institucionalizada en la Escuela, se erige como el mejor mecanismo para asegurar la adaptación social de los individuos, y sustituye a una función social históricamente bajo la hegemonía de la iglesia.”

2. ¿Cuál es la función de la educación según Durkheim?

“Durkheim añadirá a la función de adaptación, la función de diferenciación social de la educación, como requisito de articulación orgánica de las distintas funciones sociales”. De ahí —según Bonal— que “las primeras teorías sociológicas de la educación, nos indican la relevancia de la educación como subsistema de aprendizaje de las normas y los valores sociales en los que se fundamenta la sociedad. Socialización y control social son identificadas como funciones fundamentales del proceso de transmisión de conocimientos y hábitos, del orden instrumental y del orden expresivo.”.

3. ¿Cuál es el objeto de la sociología de la educación en el estudio de la relación entre educación y sociedad?

(Paradigma liberal, crítico y el interpretativo). Xavier Bonal, en términos generales, aclara que “en todas las sociedades anteriores tuvo lugar alguna forma de transmisión de conocimientos, pero lo que caracteriza la primera sociología de la educación es la importancia social concedida a la educación en su relación con la totalidad social”. El autor en mención explicita algunas razones que dieron pie al surgimiento y posterior desarrollo teórico de la sociología de la educación, y al respecto dice lo siguiente: “la complejidad y el posible desorden de la sociedad industrial justifican plenamente que los sociólogos positivistas identificaran en la escuela la mejor institución para asegurar la preservación de los valores morales (y por extensión del control social).” Dando pie—concluye— a que “la sociología de la educación empiece ya desde sus orígenes como una sociología de las instituciones escolares.”. Posteriormente establece, como segunda razón, el fundamento del desarrollo teórico de la mencionada especialidad a partir de la segunda mitad del siglo XX, en el marco del siguiente enunciado: “Se trata, sin duda, de la importancia de la educación en el proceso de asignación y distribución de las posiciones sociales”.Las dos razones expuestas por Bonal, le posibilitan fijar la concepción de la educación “como subsistema de atribución y legitimación de posiciones sociales [que] permite acercarse a lo que es el objeto central de la sociología: la explicación de las desigualdades sociales y de los mecanismos por los que estas se construyen, se mantienen, se legitiman, se reproducen o se modifican”; y, a su vez, que “el estudio de la relación entre logro educativo y posición social, el de la reproducción o cambio de las posiciones sociales, el de las probabilidades de acceso a la educación pos-obligatoria de los distintos grupos sociales, etc., son dimensiones de una disciplina sin la cual ya no es posible el estudio de la estructura social.”En resumen, Bonal llega al objeto de la sociología de la educación, afirmando que “se interesa [en el marco de las ciencias de la educación] sólo por los procesos de transmisión de conocimientos, los métodos de enseñanza o los contenidos educativos en tanto que procesos importantes para la estructuración y el contenido de las relaciones sociales.”

4. ¿Qué tendencias se articulan en el surgimiento de la sociedad del conocimiento?

El profesor de la universidad del Rosario e investigador colombiano Fernando Chaparro Osorio, prospecta que: “En el nuevo milenio, cada individuo y cada organización construirá su capacidad de acción y, por tanto, su posición en la sociedad, mediante el conocimiento y la capacidad para generar nuevo conocimiento, que le permita adaptarse al ritmo veloz del cambio. Este es el rasgo central de las sociedades del conocimiento, o sociedades capaces de generar conocimiento acerca de la realidad y de su entorno, y capaces de utilizar dicho conocimiento para concebir y construir su futuro.” 
El mencionado autor, en “Presentación” y “De la Sociedad de la Información a la Sociedad del Conocimiento ” aparecida en la compilación que realiza Hernando Gómez Buendía titulada en su libro “¿Para dónde va Colombia?” , expresa que dicha sociedad del conocimiento funda sus cimientos a partir de tres tendencias:

1. El impacto que tienen las tecnologías de la información y las comunicaciones en los escenarios de la actividad humana: Computadores, telecomunicaciones y transferencias de información multimediales, se unen para reorientar las formas de producción y el modo de vida.

2. La interactuación en tiempo real de grupos geográficamente dispersos inaugurada por las tecnologías de la información y las telecomunicaciones —llámese Internet o correo electrónico— que hacen que lo local pueda inscribirse muy velozmente en lo global y que el denominado Estado-Nación pierda sentido por efectos de la desterritorialización de las culturas y los modos de producción, lo cual conlleva la implantación de una institucionalidad de orden internacional.

3. La ampliación de oportunidades para la producción y el desarrollo de nuevos bienes y servicios gestada en el marco de la concepción “progreso científico-tecnológico”.A partir de estas tendencias, Chaparro Osorio remite a cuatro rasgos fundamentales que le dan identidad a las sociedades del conocimiento:

3.1. Importancia del conocimiento como factor principal de crecimiento y progreso y, por tanto, de la educación en función de la creatividad como el factor más crítico para el avance social.

3.2. El conocimiento convertido en bien público a través de la implementación de adecuados procesos de apropiación del conocimiento que propicien la asimilación de dicho concepto por parte de los individuos y de las instituciones sociales.

3.3. El aprendizaje como proceso social fundado en la innovación y el cambio y que posibilita el fortalecimiento de capacidades y habilidades en las personas y organizaciones gestando así una nueva racionalidad.

3.4. El establecimiento de una cultura en donde el pensamiento estratégico o prospectivo, se convierta en la base para que los individuos y las organizaciones puedan comprender la dinámica del entorno, les permita anticipar tendencias y la identificación de acciones críticas a efectos de reorientar esfuerzos en la generación de conocimiento y de cambio social u organizacional.

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