Reseña Del sujeto pensante al sujeto navegante


RESEÑA

DEL SUJETO PENSANTE AL SUJETO NAVEGANTE

Por Raúl de J. Roldán Álvarez
codigoycomunicacion@gmail.com

La construcción de una episteme del sujeto que navega el ciberespacio, indudablemente es un imperativo para quienes estamos interesados en abordar categorías asociadas al diálogo virtual, a la lectura por la red, a la no solo compleja sino muchas veces incierta comunicación en el mundo digital.

Pero son pocos los textos que ofrecen un ejercicio reflexivo en tal sentido, es decir, que contribuyen, de modo concreto, a lo que viene configurándose como una ciberfilosofía del sujeto-discurso, el cual solo existe en tanto logra erigirse a partir de la palabra, la imagen y el uso de distintas herramientas virtuales tramitadas y navegadas por un desatado espacio-tiempo lleno de intangibles, que posibilita la exposición de infinitos enunciados sometidos a cruces inesperados y que, sin distingo de clase, credo o religión, traban conversaciones entre sí y configuran discursos que permiten la caracterización de los intervinientes y el análisis de la actuación desde los nuevos roles que cumplen.

En virtud de lo anterior, es que el libro del profesor Heiner Castañeda Bustamante intitulado Navego, Luego existo. La vida en el universo de la virtualidad, publicado por la imprenta de la Universidad de Antioquia, representa un interesante aporte conceptual desde la filosofía a una investigación en ciernes sobre el sujeto virtual y a la comprensión de aquello que le ofrece existencia.

El título del libro en mención, lleva a pensar en un tránsito, o quizás un salto, que se viene dando desde hace un par de décadas, de una cultura tradicional Occidental que en los últimos cuatrocientos años se fundó en los presupuestos lineales de René Descartes, el cual estableció a la mente como el espacio privilegiado para la emergencia de un nuevo tipo de agente cultural sometido a la lógica y sus universales, o sea, reducido a la función de un pensar instrumental que sirvió de base a la razón ilustrada; a una mente que, a diferencia de aquella, no está en actitud reflexiva, sino sometida una dinámica impuesta por las tecnologías de la información y la comunicación, contribuyendo por este medio a constituir un sujeto que navega un espacio o ciberespacio que está por fuera de su propia mente, caracterizado por ser abierto, repleto hasta el borde de datos y siempre dispuesto a conformar sus agentes en discursos que son conformados, a su vez, por otros discursos. Así, se está dando un giro de un sujeto pensante a un sujeto navegante que interviene libremente, pero que, de acuerdo con el autor, ve sometido el poder de su expresión individual al riesgo de una incomunicación, si se piensa que no siempre su discurso, en un mundo completamente abierto, va encontrar al interlocutor que se enganche con el mismo, porque este potencial interlocutor, a su vez, estará haciendo exactamente lo mismo que el potencial emisor, pues a ambos se les ha sustituido o fosilizado algunas de las antiguas funciones de la mente cartesiana, y para esto se les ha ofrecido una mente externa o ciberespacio, que no los obliga, no los condiciona y solo les pide que todo aquello que cree sea en beneficio de la misma mente en la que se funda.

En la dirección anterior, el libro en mención plantea la necesidad de diferenciar el mundo virtual (internet) del mundo real (objetos físicos), no solo en términos de espacio y tiempo, sino desde la particular concepción del ser de cada uno de aquellos. Esto con el propósito de poder ubicar el sujeto navegante o, como el autor lo denomina, Homo web, y, así, caracterizarlo, tipologizarlo y explicar cómo la emergencia de este no se restringe únicamente a la expresión individual y la decisión de traducirse en internauta, sino que impacta el sentido de un nuevo tipo de colectivo y, lo más importante, promueve el encuentro dialógico de manera tal que los niveles de inmediatez, apertura y flexibilidad del mundo virtual garantizan su participación en grado superlativo en comparación con otros medios y proporciona las herramientas para un "ciberdiálogo como escenario de conocimiento colectivo".

Otro aspecto que aborda Castañeda Bustamante en el texto aludido y que constituye en hipótesis, es el modo cómo el Homo web, el sujeto-discurso, se traduce en un sujeto-colectivo que es la expresión de un cibermundo que es mucho más que la extensión del mundo real, en virtud de que la suma de nociones individuales de lo real no logran representar el todo, esta realidad solo es una estructura emergente que bien puede el sujeto adoptar o no, porque también tiene la posibilidad de crear en el ciberespacio un mundo sin referentes en lo real.

Con base en lo planteado, el autor referido, termina por formular una última hipótesis y afirma, en relación con el sujeto de la red, que este sujeto no es similar al que le sirve de referente por fuera del ciberespacio; que este último está conformado por unas condiciones que adquiere, pero para ello debe despojarse de otras; que el sujeto de la red cuenta con una caracterización no necesariamente dependiente del referente externo, lo que lo constituye en objeto específico de estudio de la ciberfilosofía.

BIBLIOGRAFÍA
Castañeda Bustamante, Heiner. Navego, Luego existo: la vida en el universo de la virtualidad. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2011.

Escrito el 31 de octubre de 2014.

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