La responsabilidad de escribir bien Parte 1/3
Una lectora y un estudiante de la Facultad de Comunicación Social de la Fundación Universitaria Luis Amigó, de Medellín, alientan, de nuevo, la reflexión sobre el asunto.
Esta semana la lectora María Victoria Saldarriaga Henao me envió un mensaje directo y contundente: "... quisiera saber si la Real Academia Española abolió el punto y coma de toda redacción". Y tiene toda la razón porque el punto y coma es poco usado.
El profesor e investigador Héctor Manuel Gómez conceptúa que "el punto y coma está reservado para quienes dominan el tema porque su uso es demasiado sutil. Tiene dos usos: el primero es de carácter gramatical, cuando dentro del texto hay demasiadas comas internas o cuando la relación no es tan cercana como la coma ni tan lejana como el punto. En las enumeraciones complejas, por ejemplo".
"El uso número dos es de carácter psicológico, cuando el autor escribe con estilo un tanto atropellado dando la impresión de estar detrás del lector empujándolo para que no participe del texto. Un autor español dice que este signo de puntuación nunca desaparecerá y que, por el contrario, quien tiende a desaparecer es el que no lo sabe emplear", agrega el lingüista.
En un foro sobre la misión educativa de los medios de comunicación, al que fuimos invitados varios periodistas de la ciudad, se planteó la necesidad de que el periodista se exprese bien. En primer lugar porque claridad, propiedad, precisión y rigor son atributos del lenguaje que también son requisitos de la información. Y en segundo, porque el periodismo, además de informar, educa.
De una manera muy gráfica he dicho en otras oportunidades que el periodista debe saber usar el lenguaje como el cirujano el bisturí.
El periodismo se enfrenta hoy a fenómenos complejos. Hay quienes creen que no es necesario escribir bien sino que se entienda. Las deficiencias de la formación en expresión oral y escrita se cuelgan en las redacciones de los medios de comunicación. El lenguaje reducido que usamos en las redes sociales y en otras formas de comunicación influye, y de qué manera, en la escritura del periódico.
El escritor e investigador mexicano Carlos Monsiváis concluyó que "informar ahora es usar a fondo la tecnología, no el idioma, y las ventajas de la inmediatez extrema ocupan con todo el espacio. Si pierde, si lo hubo, el interés específico por la escritura. Se debilita la ambición de poseer un lenguaje variado y con matices".
No obstante este panorama, considero que el periodista debe dominar el lenguaje porque es su principal instrumento de comunicación. Escribir bien es un requisito, pero también es un acto de responsabilidad social.
Los lectores de hoy son más instruidos y exigentes y la participación activa de las audiencias contribuye al mejoramiento de la calidad de la escritura.
Un ejemplo reciente de esta urgencia de escribir bien lo acaba de dar The Washington Post al abrir un nuevo canal, exclusivo y accesible, para que los lectores hagan las correcciones a los textos, mediante un formulario que envían fácilmente y que los editores revisan con frecuencia para hacer las enmiendas con diligencia. Este nuevo canal se suma a los tradicionales del teléfono, el correo electrónico y los comentarios de los contenidos.
Referencia: https://www.elcolombiano.com/historico/la_responsabilidad_de_escribir_bien-PGEC_123941
El Colombiano | Víctor León Zuluaga Salazar | Medellín| Publicado el 06 de marzo de 2011.
En esta oportunidad quiero extenderme sobre la responsabilidad de escribir bien, que tenemos los periodistas, pero que también es de todas las personas.
Hablar correctamente, escribir correctamente, es un requisito de la comunicación. Alguien puede creer que se trata de una cruzada inútil porque las nuevas tecnologías parecen desfavorecer la buena expresión.
Yo creo que no debe originarse en este fenómeno una licencia para maltratar la lengua. Estoy de acuerdo con la opinión de Betina Lippenholtz, cuando plantea: "Escribir y hablar bien tiene que ver con leer, con comunicarse, con prestar atención, etc., no con la plataforma. El papel no dio una mejor o peor escritura que el papiro, y la imprenta mucho menos. Los cambios tienen que ver con el uso del lenguaje, con necesidades propias del hablante en cada época y situación, y no con soportes o plataformas", según escribe en el portal educativo del gobierno argentino.
Cada vez crece el número de personas que extrañamos la buena escritura en los correos electrónicos, redes sociales, mensajes de texto y en general en los medios de comunicación. La costumbre de reducir el lenguaje en las comunicaciones personales no puede contaminar el que usamos en los medios de comunicación. Las expresiones íntimas, coloquiales y familiares deben quedarse en esos ámbitos y no darles espacio en los medios impresos y audiovisuales, dirigidos a audiencias más amplias.
La deficiencia que puede detectarse en algunos currículos educativos se subsana con la lectura de buenos autores y con la ayuda de innumerables recursos que están a la mano, a un clic de distancia. Internet como canal educativo ofrece inmensas posibilidades.
Errar es humano. Los lectores de los medios impresos son cada vez más exigentes y señalan con frecuencia los errores, las erratas o equivocaciones al digitar, las fallas de ortografía y de otra naturaleza.
Y corregir también es humano. Cada error, por insignificante que parezca, debe ser corregido por el periódico. Como defensor del lector insisto en la necesidad de establecer una sección de correcciones.
Las imprecisiones y los errores atentan contra la veracidad y la credibilidad del periodista y del medio de comunicación.
Dudo lo que dice la canción interpretada por Héctor Lavoe y autoría de Tite Curet Alonso: "Tu amor es un periódico de ayer / que nadie más procura ya leer / el comentario que nació en la madrugada / y fuimos ambos la noticia propagada / y en la tarde materia olvidada".
El periódico puede volver a leerse. Es documento de consulta permanente. Y hoy, la información está puesta en la red y llega a todas partes y queda guardada en archivos y carpetas públicas y personales.
Así las cosas, es necesario corregir los errores, por simples que sean. Es responsabilidad del periodista escribir correctamente. Y cuando publica un error, corregir.
Como el tema no se agota aquí, continuará la próxima semana.
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