jueves, 9 de junio de 2011

Juan José Hoyos: Docente y cronista de alto vuelo



Juan José Hoyos Naranjo: mientras caen las flores de los guayacanes

Por Carlos Mario Correa Soto

Como el mejor cronista colombiano de los años 80 fue catalogado Juan José Hoyos por el reconocido periodista Germán Castro Caycedo. Perfil sobre este cultor e investigador del periodismo narrativo.

















Es muy probable que ahora que se jubiló el profesor Juan José Hoyos Naranjo esté  dedicado de tiempo completo a ver caer las flores de los guayacanes amarillos como cuando era un niño y “parecía que alumbraban en la noche”, y vivía en Aranjuez.

En esta barriada del oriente de Medellín, donde nació en 1953, su alma quedó tatuada por las cosas y los sucesos que definieron su vocación de periodista y su sensibilidad para ser escritor de crónicas y de novelas, y docente universitario.

También quedó marcado por la escuela popular donde aprendió a leer y a escribir a instancias de un maestro que había sido arriero, por la belleza sin maquillaje de las muchachas en flor, por los parques, los cafés, las heladerías, el cine, el bolero, el tango y la balada; por los avatares de su padre, músico de pueblo e inspector de policía, quien lo llevó a recorrer Guayaquil y lo engolosinó con los periódicos que llevaba a la casa en el bolsillo; y por la muerte por enfermedad de una hermana de 18 años y la muerte por riña cantinera… por el olor del jazmín…
La televisión colombiana realizó la telenovela Tuyo es mi corazón, basada en el libro del mismo nombre escrito por Juan José Hoyos.

Crecí jugando fútbol en las canchas de Aranjuez y Santa Cruz. ¡Qué días tan felices!” En 1959, cuando la señorita Inés le hizo el examen para que lo recibieran en primero de primaria en la escuela San Agustín, Juan José “recitaba con la misma propiedad el catecismo del padre Astete y la alineación del DIM”, un equipo que fue “de perdedores” en esos, y en otros tiempos. “Qué bueno ser hincha de un equipo pequeño como el DIM. ¡No humillamos a nadie y siempre vamos por la vida de derrota en derrota hasta la victoria final!”

En sus años de adolescente, Juan José, que para entonces ya vivía con su familia en Itagüí y se educaba en el Colegio de El Rosario, aprendería a valorar el humanismo de los curas que lo pusieron en contacto con los libros clásicos de la literatura universal, pero al mismo tiempo se rebelaría contra esa educación católica y se definiría por el agnosticismo.

En 1970, a la hora de dar el paso a la formación universitaria, pensó en estudiar arquitectura o sicología, pero ya sabía lo que quería ser en la vida: escritor. Por eso, al igual que muchos de los autores que había leído con excitación, eligió el camino correcto: el periodismo, el cual estudió en la Universidad de Antioquia.


<Conversatorio “El periodismo como memoria”. 9 de febrero de 2011, Universidad EAFIT, con Juan 
José Hoyos y Alberto Donadio.
En 1973, Juan José conoció al escritor Manuel Mejía Vallejo y asegura que eso le volteó la vida porque “él me impresionó mucho como persona y fue el primer gran escritor vivo que yo conocí porque los demás que había conocido eran muy valiosos, pero no con una voz personal tan fuerte, con un mundo propio y tan ligado a la vida como él”.

Para 1978, Juan José era corresponsal en Medellín del periódico El Tiempo y “sacándole tiempo al Tiempo” y al desastre cotidiano que debía redactar como noticia, en ansiosas jornadas en sus martes de “descanso”, fue escribiendo Tuyo es mi corazón, su primera novela, publicada en 1984.

Contrariado por los patrones del periodismo informativo que se aferran al discurso de la objetividad y de paso normalizan y envilecen a los reporteros, Juan José buscó reencontrarse consigo mismo exiliándose en el territorio extenso y feraz de los libros.

Por este motivo la génesis de El cielo que perdimos (1990), su segunda novela, está en ese “doble taller” en el que el periodista polaco Ryszard Kapuscinski les recomendó trabajar simultáneamente a los corresponsales de agencias de prensa y a los redactores de los diarios.



Y se encuentra también en varias circunstancias, motivaciones e intereses personales y profesionales de su autor que le ayudaron a resolver problemas del oficio narrativo, a curarse de dolores del cuerpo y del alma, y a dar testimonio de Medellín al comienzo de una de sus épocas más funestas.

Novelas en “clave de autobiografía”, las llama Juan José, pero bien pueden ser crónicas autobiográficas…Sus personajes principales, Carlos y Juan Fernando, miran y sienten la vida como la mira y la siente él…

Desde 1981 y durante los siguientes 27 años, hasta cuando le dio la gana de jubilarse, Juan José fue reconocido por decenas de alumnos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Antioquia por su amor, investigación y conocimientos del periodismo narrativo y de sus principales géneros, la crónica y el reportaje.

Su clases, enriquecidas de anécdotas y apuntes biográficos y bibliográficos, se trasladaban de los salones a los bares y cafés, a las calles y parques de la ciudad, y años más tarde a las tertulias del Club de Lectura John Reed, donde tanto se evocó la memoria y el talento de la prosa de uno de los pioneros del periodismo literario moderno, en medio de los olores mezclados del café tinto, la cerveza y el papel envejecido en la librería de libros leídos de “El hamaquero”.

Juan José Hoyos, a la derecha de la imagen, el 9 de febrero de 2011, 
Día del Periodista en Colombia, durante la lección inaugural de 
Comunicación Social de EAFIT. / Foto Sebastián Pulgarín
Persuadido por la idea de Hegel según la cual el arte no tiene nada que ver con la belleza sino con la verdad, Juan José —catalogado por Germán Castro Caycedo como el mejor cronista de Colombia en los años ochenta—, escribió con “la fuerza de lo vivido y de la verdad” los reportajes reunidos en los libros Sentir que es un soplo la vida, El Oro y la Sangre Janyama: Un aprendiz de jaibaná; desarrolló sus investigaciones y ensayos didácticos Un pionero del reportaje en Colombia. Francisco de Paula Muñoz y El crimen de AguacatalEscribiendo historias. El arte y el oficio de narrar en el periodismo y La Pasión de contar. El periodismo narrativo en Colombia 1638-2000; y publica sus columnas dominicales en El Colombiano en las que, con la experiencia de haberle dado la vuelta a su oficio pasando por todos sus géneros, explora las posibilidades formales y temáticas del periodismo de comentario.

—Juan José, ¿cómo fuiste de profesor? Le preguntamos una vez. 



Y nos respondió:


Yo no sé; creo que como una madre católica. Yo para eso emplee el método que aprendí en un poema de José Manuel Arango— cuya amistad también lo marcó en el alma— que expresa: “no hay camino dice el maestro, si acaso existiera algún camino, nadie podría encontrarlo y si alguien por ventura lo hallara no podría enseñárselo a otro”. Entonces yo lo que hice con mis estudiantes fue bregar a acercarlos con amor a la literatura y el periodismo”.

Con el paso de los años los egresados de las universidades recuerdan, si acaso, a uno o a dos de sus profesores. Juan José evoca las clases de literatura y poesía del profesor Elkin Restrepo que lo “marcaron profundamente” en la U. de A. Y ahora, los ex alumnos de Comunicación Social del Alma Máter evocamos las clases de periodismo y literatura de Juan José que tan intensamente nos provocaron para investigar y escribir como reporteros, pues se trata del profesor que tenemos en nuestras mentes a pesar del paso devastador del tiempo que nos hace “sentir que es un soplo la vida”.

Perspectivas de la Universidad Latinoamericana en los próximos 30 años

Ya puede conservar su número personal de celular en cualquier empresa que preste el servicio de telefonía móvil


Tendrá escriturado su número celular
Archivo

Tendrá escriturado su número celular

TAL COMO SUCEDE con su cédula, su número de teléfono será personal e intransferible cuando empiece a operar la portabilidad numérica, este 29 de julio. Un derecho que podrá usar cuantas veces quiera.
Natalia Estefanía Botero | Medellín | El Colombiano. Publicado el 9 de junio de 2011


Cuántas veces ha dudado si cambiarse de operador porque pierde su número de toda la vida. Justo esa combinación tan preciada a la que acuden sus clientes, amigos y familiares desde hace más de una década. Ahora no tendrá que preocuparse por ello, pues el número celular será como su cédula: personal e intransferible. Es de su propiedad y podrá llevarlo de un operador a otro, cuantas veces quiera.
El tema se define como portabilidad numérica, y se refiere al derecho que tiene un usuario a conservar su número aunque cambie de empresa operadora, servicio y ubicación.

No es algo nuevo en el mundo. Colombia llega al tema luego de que Perú y México lo adoptaran, y a la par que Chile y Panamá, en el proceso.

Tal como explica el ingeniero Juan Camilo Laverde, especialista en Mercadeo de Internexa, en Colombia, una firma extranjera llamada El Corte Inglés hará la administración de la base de datos de clientes de los abonados a las empresas.

Movistar anunció que hizo una inversión cercana a 7 millones de dólares para tener el proceso listo, y el presidente de Comcel, Juan Carlos Archila, dijo a través de un comunicado, que "estamos seguros que gracias a la cobertura, tecnología y servicio, seguiremos siendo los preferidos".

Y justo esa fidelidad de los usuarios es la que empezarán a tantear los operadores. "Este tipo de iniciativas buscan garantizar la libre competencia con mejores productos, tarifas y servicio al cliente", dice Laverde. Así, tener un número atado a una compañía dejará de ser una "barrera" para buscar mejores condiciones.

Por ello, Comcel, Movistar y Tigo buscarán sus mejores estrategias, acudirán a su creatividad y afinarán sus procesos para no defraudar a los clientes. "Qué me gano con cambiarme de operador con el mismo número si el servicio, en el fondo, es igual de malo", dice Adrián Eduardo Rodríguez, quien agrega que hay quienes andan con dos teléfonos con líneas de operadores diferentes para aprovechar las bondades de uno y otro. Por eso, por ahora, no prevé moverse a otra compañía. Quizás las propuestas que se avecinan lo hagan cambiar de opinión.

» Resuelva sus dudas

¿Si soy prepago también puedo cambiar de operador y conservar mi número?


Todos los usuarios de servicios móviles tienen el derecho a llevar su número, al cambiar a otro operador, ya sean en modalidad prepago o pospago. Para líneas en planes corporativos, se requerirá la autorización del representante legal.

¿Tiene algún costo?

El usuario deberá presentar su petición de cambio, ante el operador elegido y será éste quien informe al operador anterior. El operador que recibe al nuevo usuario podrá cobrar, exclusivamente, el valor que implican los gastos operativos y administrativos por el traslado

¿Hay razones por las cuales no me podrían aprobar el cambio?

En la misma forma que un usuario cancela el contrato de prestación de servicios de una línea telefónica, el usuario podrá cambiar de operador llevando consigo su número telefónico.

Si me cambié a otro operador llevando mi número y no estoy conforme, ¿puedo volver a mi antiguo operador o incluso a otro?

Por supuesto. Una vez que el usuario se ha cambiado a otro operador conservando su número telefónico, podrá solicitar cambiarse a otro operador incluso al que le prestaba el servicio anteriormente. Si hay una solicitud, no se acepta abrir una nueva hasta que no se haya concluido la que está proceso.

¿Cómo puedo saber si el número al que estoy llamando se cambió o no de operador?

A partir del 29 de julio, al llamar a un usuario se escuchará un mensaje antes de la llamada que indica que el número está llamando está en la red de otro operador. También lo podrá consultar en la web de cada empresa.

Existe un límite de veces en las que pueda llevarme mi número a otro operador?

No existe límite a la cantidad de veces que un usuario cancela el servicio con un operador.

FUENTE: COMISIÓN DE REGULACIÓN DE COMUNICACIONES, CRC

Ya se ha dicho: Un chico que hace música es un futuro gestor de convivencia ciudadana


El colegio también enseña ópera
Donaldo Zuluaga | Los músicos, los coristas y los actores son estudiantes y docentes de la Institución Musical Diego Echavarría, toda una apuesta para que la educación gire entorno a la música.

El colegio también enseña ópera


EN EL TEATRO Metropolitano, los estudiantes del Instituto Musical Diego Echavarría presentarán la ópera Brundibár , una obra que no se ha presentado en el país y que narra metafóricamente las condiciones que soportaron los judíos en los campos de concentración.
Daniel Rivera Marín | Medellín | El Colombiano. Publicado el 10 de junio de 2011
Oírlos cantar tras una cortina de cuerdas y vientos, haciendo una coral perfecta, produce un frío que recorre todo el cuerpo. Son niños desde los cinco años cantando lo que no se ha interpretado en el país.

Son estudiantes del Instituto Musical Diego Echavarría, donde todas las materias son transversalizadas por el aprendizaje de las artes, especialmente de la música.

Y es que los niños presentarán hoy en el Teatro Metropolitano la ópera infantil Brundibár , escrita en el tiempo del Holocausto Nazi por Hans Krása y Adolf Hoffmeister.

Inés Giraldo, directora Ejecutiva del Instituto Musical, afirmó que "quisimos enseñarles a los niños la importancia que tiene este terrible suceso en la historia".

El evento es privado, y por ser una actividad académica solo asistirá la comunidad educativa a la presentación, y de esta manera, los menores demostrarán lo aprendido en las diferentes ramas del conocimiento sobre el Holocausto.

La obra
En checo, Brundibár significa abejorro, término que usaba, en la época de la Segunda Guerra Mundial, este pueblo para referirse a Hitler, por eso el nombre de la ópera.
La pieza dura unos 35 minutos y consta de dos actos en los que una pareja de niños, Aninka y Pepichek, tratan de cantar en la calle y así conseguir leche para su madre que está enferma. Sin embargo, un organillero (Brundibár), no lo permite, pues según él, son una amenaza para su trabajo.
Esta obra se estrenó en 1941 en un asilo judío ubicado en Praga. Ya en el campo de concentración Nazi la ópera se presentó 55 veces, entre 1942 y 1944.

De esa manera, los adultos querían darle cierta tranquilidad a los niños, para que no sintieran el rigor de la opresión, aunque meses después muchos de ellos murieron.

El Instituto Musical Diego Echavarría es uno de los mejores colegios del país, sostiene Giraldo, pues el año pasado ocupó el tercer lugar a nivel nacional en las pruebas Saber y el primero en Medellín y Antioquia. Hoy mostrarán que esa afirmación es cierta con la ópera Brundibár. 

La muñeca como metáfora de toda una sociedad


La riqueza de una infancia pordiosera

Una muñeca de trapo connota ternura, niñez, alegría, fantasía. Una muñeca de trapo aparece con alegría en el día de los “traídos”. Muchas muñecas de trapo reposan al lado de niñas durmientes, esperan que amanezca para que su dueña les dé vida a través del lenguaje y la fantasía.
Otras, muñecas diabolizadas, simbolizan el maltrato de la mujer, la castración de sueños, la decapitación de los ideales. Hay muñecas que simbolizan a Colombia: vejada, violentada, hecha trapo jubilado de cocina, con telas pordioseras, manipulada en “bien” de unos pocos; osea que ya nos es “bien” porque tal, es para el común; el bien es para las muchedumbres, nos iguala a todos.
Otras muñecas saltan de la repisa endemoniadas, asustan a los niños, se dejan poseer por una risa macabra y lanzan amenazas a los infantes. Malditas muñecas que no se meten con los grandes, con los padres.
Hay muñecas que protagonizan películas de terror; otras, protagonizan el consumismo profundo del capitalismo y se visten de vanidades, tiñen sus cabellos de rubio brillo y seducen a las niñas para que pierdan su inocencia, esnobistas.
Hay muñecas que reflejan la riqueza, la verdadera riqueza: son las pobres, las que fueron creadas del retazo sobrante de mamá y de la abuela, rellenas de paja vecina, pintadas con incipiente color, recursivas. Las muñecas de “los pobres” están llenas de fantasía, elaboración de lenguaje y discurso interno. Alegran el alma de pordioseras mañanas. Acompañan la cálida noche del que tiene otras carencias. Esas me gustan: las muñecas de la rica infancia pordiosera. Tienen más historias qué contar.
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